jueves, 25 de abril de 2013

Una plaza de sol para la vida



Las Tunas es una provincia conocida por la décima y el verso improvisado, pero muchos la distinguen por sus esculturas a gran y mediana escalas, mas, otros la conocen por ser aquilatada en su historia y tener la única Plaza Martiana con calendario solar.



De paso obligado para transeúntes y visitantes resulta este trascendental lugar que constituye una de las instituciones de mayor connotación en el territorio, 690 kilómetros de La Habana, en la cual se relacionan hechos inobjetables que vinculan la historia, la cultura y la identidad de Las Tunas, al evocar la prestigiosa figura de José Martí Pérez.

miércoles, 17 de abril de 2013

Los niños, una descendencia más sana en Cuba



Todos los días me convenzo más de que mi país es un paradigma de salud para el mundo, y cuando de niños se trata no importan los esfuerzos ni los recursos para mantener la calidad de sus vidas.

El pesquizaje neonatal de enfermedades congénitas metabólicas que incluye cinco enfermedades (Biotinidasa, Galactosemia, 17OH, Hipotiroidismo Congénito y Fenilcetonuria), un programa que se utiliza masivamente en muy pocas naciones del mundo y Cuba es un ejemplo de ello, incluso para países desarrollados.

jueves, 4 de abril de 2013

Humoristas gráficos de Las Tunas: una forma de decir y de hacer


La manipulación mediática de la realidad cubana, el orden hegemónico imperial que condena a los seres humanos, el competitivo mercado, las sociedades, el costumbrismo, el feminismo y el poder comunicacional ante las nuevas tecnologías de la informática, son algunos de los grandes temas que hoy día suscitan en las obras gráficas realizadas no solo para la prensa, sino para la mirada del transeúnte que degusta un café o endulza su paladar en una céntrica heladería, así sucede en la oriental provincia de Las Tunas.

El Humor Gráfico, esa palabra conceptualizada como un neologismo con el que se designa a una gama de diversas grafías emergidas desde un chiste, una viñeta y la caricatura, hasta conformar historietas y tiras cómicas, en Las Tunas tiene hoy un despertar precisamente tras la guía de una joven tunera María Sao Rodríguez.

lunes, 1 de abril de 2013

Símbolo del sentimiento de cubanía

Juan Cristóbal Nápoles Fajardo, El Cucalambé.
“...Su obra no fue sólo ésta de presentar al guajiro a sí mismo como en un espejo, sino además incorporar su voz dentro de una fórmula sentimental y rítmica que en lo adelante le sirviera para el canto cotidiano y la controversia fiestera”.

Así caracterizó Cintio Vitier a uno de los exponentes del siboneísmo y el criollismo en la poesía cubana y figura prominente de la poesía bucólica de Cuba, Juan Manuel Nápoles Fajardo, nacido el primero de julio de 1829 en la provincia de Las Tunas, tierra con una rica historia cultural.

Sus padres Manuel Agustín Nápoles Estrada y Antonia María Fajardo, propietarios de grandes extensiones de tierras, fueron dueños de la finca El Cornito en las afuera de la ciudad. Tuvo varios hermanos: Manuel, Antonio José, Antonia, Ismaela, Manuela, Ana Gertrudis y María de la Concepción y Cleofás.

Su infancia estuvo marcada por el amor a la poesía que estudiaba y conocía por la constancia de su abuelo materno, el presbítero José Rafael Fajardo, quien le instruyó sobre la obra intelectual de autores clásicos como Homero, Publio Virgilio Marón y Quinto Horacio Flaco, principalmente le incitó ha ahondar en la literatura clásica española.

Periodista, editor, dramaturgo, pagador de obras publicas fueron algunos de sus oficios durante su trayectoria como poeta y repentista, iniciada por el apoyo de su hermano Manuel Nápoles Fajardo, durante el siglo XIX firmando sus obras con el anagrama de Cuba clamé, Cucalambé.

Juan Cristóbal Nápoles Fajardo, publicó sus primeras décimas guajiras en El Fanal en 1845, publicación periódica de la Villa de Santa María de Puerto Príncipe, actual Camagüey, y tuvo como guía en su prosa a su compañero y amigo José Fornaris a quien juró convertir el tema primitivista en una simbología revolucionaria en la época en Cuba se enfrentaba ante el colonialismo español.


En 1856 se imprime en La Habana por primera vez su poemario
titulado Rumores del Hormigo, considerado un clásico de la lírica en la Isla. Además escribió la obra teatral Consecuencias de una falta, drama en cuatro actos escritos en versos. Asimismo, no solo escribió décimas, sino también sonetos, letrillas, epigramas y romances.


Compartió su vida con Isabel Rufina Rodríguez Acosta, musa inspiradora en las famosas décimas de la “Invitación primera y segunda”, que forman parte de su amplia obra poética especializada en la vida rural, los detalles cotidianos, singularizada por cada ruido de la naturaleza, desborda de amor sin límites, pasiones desenfrenadas y misterios, así se muestra su huella bucólica.

Viviendo en Santiago de Cuba, desapareció sin dejar huellas en la etapa final del año 1861, a la edad de 32 años.

En la provincia de Las Tunas se le rinde homenaje a El Cucalambé, anualmente en el mayor evento del campesinado cubano: la Jornada Cucalambeana, fiesta que propicia el desarrollo y el estudio de la décima, bajo la impronta de investigadores, artistas, improvisadores, escritores, y pueblo en general.

Varios estudiosos de la espinela y la literatura criolla en Cuba defienden sus percepciones sobre la obra literaria de Juan Cristóbal Nápoles Fajardo:

Cintio Vitier
: Ninguno como él hace paladear los sabores de la patria, ni utiliza con tanta habilidad comunicativa la semántica popular cubana y el recuerdo de nuestros aborígenes, en sugerencias políticas y heroicas.


El misterio de su muerte es el mismo de su obra, porque Nápoles Fajardo tenía que ser esencialmente el desaparecido, aquel cuyas facciones individuales se borran, el que es absorbido y desaparece en lo anónimo, en la tonada rústica, en el pueblo doliente, festivo y humilde y en él reaparece cada día, sin fin.

Virgilio López Lemus: supo situar parte de la techumbre lírica de la poesía del pueblo cubano, sin dejar de ser él mismo una columna maravillosa de gracia y facilidad poéticas”.

Alexis Díaz Pimienta: Con su poética personal llenó la décima de un aire muy cubano, cantó asuntos y paisajes esencialmente cubanos, y ello hizo que fuera tan popular en su época como ninguno de sus contemporáneos y que dejara una huella indeleble entre los campesinos, y por supuesto, entre los improvisadores.

Jesús Orta Ruiz: El Indio Naborí, vio en el bardo el paradigma del verso nacido del influjo de la cultura material y espiritual del campesino y en la décima un vehículo para el mejoramiento humano.

Enrique José Varona: fueron los Rumores del Hórmigo, el primer libro que se me hizo familiar, regalado canto de un nuevo Teócrito, verdaderamente campesino, que canta como siente la naturaleza que lo posee y la copia a cuadros de pasmosa y estética verdad, y la trasmite palpitante al corazón y a los ojos...

Regino E. Boti: El Cucalambé tomó el criollismo y el siboneísmo para expresar lo mambí, que entonces era perseguido con la prisión y la muerte.

Carlos Tamayo: Nápoles Fajardo convirtió a la décima y la extinta cultura aborigen, en símbolos del naciente sentimiento de cubanía.

Miradas sobre Juan Cristóbal Nápoles Fajardo:

Imaginarios: Juan Cristóbal Nápoles Fajardo “El Cucalambé”

¿“Poesía culta vs. poesía popular”?: el caso del Cucalambé
El Cucalambé, faro de la cultura campesina
Juan Cristobal Napoles Fajardo, el Cucalambé
La magia imperecedera
La magia imperecedera (Final)
El Cucalambé vivió en Santiago de Cuba

La escultura, legado patrimonial de Las Tunas

Cabezas contrapuestas, emblemática escultura en El Cornito, lugar de Las Tunas donde nació Juan Cristóbal Nápoles Fajardo, El Cucalambé, mayor poeta bucólico cubano del siglo XIX.
La escultura constituye un signo de identidad de esta ciudad, territorio en el que los conceptos estéticos de las artes plásticas enriquecen la cultura artística y el entorno.

Hace muchos años esta manifestación comenzó a germinar en la urbe tunera, ubicada a unos 690 kilómetros de La Habana, tras la realización del III Encuentro Nacional de Escultores.

Desde entonces, creadores de este arte en el país donan colecciones y emplazan obras de disímiles formatos, con el fin de perpetuar las corrientes del movimiento en Las Tunas, Capital de la Escultura de Cuba.

En 1977 se terminó La Fuente de las Antillas, obra símbolo de la ciudad y una de las esculturas más prestigiosas de Rita Longa, célebre figura de las artes plásticas cubanas.

Ubicada en una de las más céntricas arterias de la ciudad, la majestuosa pieza está basada en una leyenda contada por el cronista de Cristóbal Colón, Pedro de Anglería, referida al descubrimiento de la Mayor de las Antillas.

Obras como Trovador Campesino, de Angel Iñigo, Monumento al Trabajo, de José A. Díaz Peláez, Liberación, de Manuel Chiong, Columna Taína, de Pedro Vega y Cabezas Contrapuestas, de José Fuentes, clasifican también entre las esculturas emblemáticas del territorio.

Diversidad de estilos consecuentes con los valores estéticos y volumétricos engalanan las piezas de barro, ferrocemento, madera, alambrón y metal soldado, que perviven en las calles, plazas, instituciones económicas, educacionales y de salud.

Más de un centenar de obras monumentales mantienen el esplendor de la Bienal de Escultura, evento que con sede permanente en Las Tunas consolida el desarrollo del arte tridimensional.

La ciudad cuenta con la única galería-taller de escultura del país, espacio en el que la conjugación de soportes y discursos caracterizan las obras de pequeño y mediano formatos de artistas de toda la Isla.

El arraigo de los habitantes a la memoria retrospectiva y contemporánea del arte tridimensional, resaltará por siempre en Las Tunas, donde la huella del movimiento escultórico perdurará con vitalidad por los senderos de los siglos.


Huellas imborrables de la identidad en Las Tunas

Fuente de las Antillas, emblemática escultura de Rita Longa en la oriental provincia de Las Tunas. (Foto: MiguelDN)
Cuba reúne una amplia vida cultural, que tiene entre sus principales manifestaciones a la escultura, arte que cuenta con prestigiosos maestros, quienes impregnan a las obras la dedicación absoluta de la creación y la imaginación poética personal.

Mas es en la provincia de Las Tunas, territorio ubicado a unos 690 kilómetros de La Habana, donde este arte se le adjudica una mayor connotación.


Desde el nacimiento de la provincia en 1976 tras la división politico-administrativa de la Isla, existían vestigios de un movimiento escultórico integrado por aficionados y profesionales, principalmente.

José Martí: perpetuamente vivo en Las Tunas

El 19 de mayo de 1895, muere en Dos Ríos un hombre dotado de deslumbrantes facultades oratorias y sensibilidad poética: José Julián Martí Pérez, heredero de un pensamiento político revolucionario fomentado por la experiencia de sus años de vida en distintos países de la América Latina.

“El escultor construye como construye la naturaleza: masas rudas primero, y acabadas luego…” así plasmó José Martí uno de sus pensamientos que en la provincia de Las Tunas permanece entre los transeúntes día tras día, concretado en la céntrica Plaza Martiana, obra del reconocido escultor Domingo Alás Rosell, quien en un trascendental lugar relaciona hechos inobjetables que vinculan la historia, la cultura y la identidad de Las Tunas, al evocar la figura del Apóstol de Cuba.

En la monumental obra confluye un profundo estudio astronómico, arquitectónico e histórico, que se distingue por tres componentes esenciales: un reflector solar convertivo, un calendario y un reloj solar de 7,20 metros de diámetro, que orientado en la dirección norte-sur geográfica, paralelo al eje de rotación de la tierra, define la hora con precisión cada cinco minutos exactamente.

Asociado al movimiento de la sombra funciona el calendario solar, que dibujado en el piso describe en la superficie del suelo una serie de líneas coincidentes en las que se destacan fechas históricas y astronómicas como el natalicio y la muerte del Apóstol, y los solsticios de verano e invierno y los equinoccios de primavera y otoño.

El reflector es un espejo plano situado en la cabeza de un pedestal, que proyecta la luz del sol en el rostro de José Martí esculpido en bronce por la prestigiosa escultora cubana Rita Longa.

Este componente está situado astronómicamente según las coordenadas solares (acimut y altura solar) para que cada 19 de mayo a las 2:30 de la tarde, hora de la muerte de Martí, se refleje la luz solar sobre su mascarilla.

La Plaza Martiana, está compuesta por otros símbolos arquitectónicos actuales plasmados en un mural, y un monumento en el lugar exacto donde cayó en combate, en esta ciudad, el Teniente Coronel Ángel de la Guardia Bello, único testigo presencial de la caída del Héroe Nacional de Cuba, en su primer enfrentamiento armado contra las huestes enemigas.

Hoy se congregarán, como cada 19 de mayo, en este sitio de obligado paso en la ciudad capital de la provincia de Las Tunas niños, jóvenes y pueblo en general, para testimoniar su homenaje a José Martí con ofrendas florales y actos culturales en los que se recuerda la obra de quien plasmó con su propia pluma…”La muerte no es verdad cuando se ha cumplido bien la obra de la vida…”